
La flacidez cutánea es una preocupación común a medida que envejecemos. Entender por qué sucede es fundamental para abordar su tratamiento eficazmente. La flacidez se debe principalmente a tres factores: la pérdida de colágeno y elastina en la piel debido al envejecimiento y factores externos como el sol; la reabsorción de grasa subcutánea que reduce el soporte de la piel; y la resorción ósea que afecta la estructura facial. De estos, la pérdida de colágeno en la superficie de la piel es la que mejor se puede tratar con cosméticos.
Para combatir la flacidez, podemos considerar tres activos principales: el retinol, la vitamina C y el ácido glicólico.
Retinol: Este derivado de la vitamina A es célebre en el cuidado de la piel por sus numerosos beneficios. Su principal función contra la flacidez es estimular el fibroblasto en la dermis para aumentar la producción de colágeno. Además, mejora la renovación celular, unifica el tono de la piel y trata otras imperfecciones como el acné. Inicialmente, puede causar irritación, pero se puede mitigar comenzando con concentraciones bajas (0.1%-0.2%) y aumentando gradualmente su uso.
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Vitamina C: Conocida por su potente acción antioxidante, también favorece la síntesis de colágeno, ayudando a mantener la firmeza de la piel. La vitamina C neutraliza el daño de los radicales libres y protege contra agresiones externas como la radiación UV y la contaminación. Se recomienda utilizar la forma pura (ácido L-ascórbico) combinada con ácido ferúlico y vitamina E para optimizar sus efectos.
Ácido Glicólico: Este alfa-hidroxiácido (AHA) es excelente para exfoliar la piel, eliminando las células muertas y mejorando la textura y luminosidad. Además, tiene propiedades humectantes y una capacidad menor que el retinol pero aún significativa para estimular la producción de colágeno. Debe aplicarse con la piel seca para evitar irritaciones, empezando con concentraciones bajas.

Estos tres activos ofrecen una base sólida para un tratamiento efectivo contra la flacidez superficial. Siempre es recomendable personalizar la rutina de cuidado de la piel consultando con un dermatólogo, especialmente al incorporar nuevos productos. Al margen de la rutina diaria, también es crucial proteger la piel del sol para prevenir una mayor degradación del colágeno.
Cuéntanos en los comentarios tu experiencia con estos activos o si tienes dudas sobre cómo incorporarlos en tu rutina facial. ¡Nos vemos en el próximo artículo!